En cada sesión se elimina todo el vello de la zona tratada, pero aproximadamente sólo un veinte por ciento se destruye de forma permanente. Al cabo de mes y medio reaparece el resto que, con cada nueva sesión de depilación láser, irá disminuyendo en esa proporción. Los resultados se evidencian muy pronto: cada vez crece menos vello, más débil y más claro. En la mayoría de los casos, se consigue una depilación del noventa por ciento y de larga duración.


Las sesiones de depilación con láser se realizan con un intervalo de tiempo de un mes y medio entre cada una de ellas, que es el tiempo que tarda en crecer el vello.