Peeling ultrasónico es una técnica que se basa en la eliminación de residuos y células muertas de la piel del rostro mediante la vibración emitida por un cabezal que se pone en contacto con la epidermis. El cabezal habitualmente tiene forma de espátula de acero quirúrgico con la que se van extrayendo las impurezas.
Las ondas emitidas por la máquina del ‘peeling’ ultrasónico tienen una alta frecuencia (más de 20.000 Hz) que consigue eliminar las capas externas de la piel para lograr su limpieza. Además de ello, estas ondas penetran en la piel para aumentar su temperatura, reactivan la circulación sanguínea, fomentan la producción de colágeno y elastina y abren los poros, facilitando la penetración activos.
Beneficios del ‘peeling’ ultrasónico
El ‘peeling’ ultrasónico tiene los siguientes beneficios para la piel:
- Elimina la capa superficial de la piel para que se renueve el tejido.
- Limpia el cutis en profundidad.
- Desobstruye poros, eliminando los puntos negros.
- Reduce las arrugas finas, cicatrices de acné y manchas.
- Reduce el fotoenvejecimiento.
- Deja la piel reluciente y con un tono parejo.
- Al eliminar la capa superficial de la piel, aumenta la capacidad de penetración de los principios activos que se utilizan durante el tratamiento.
- Activa la circulación de la zona, lo que favorece una mayor oxigenación de los tejidos.
- Fomenta la producción de colágeno.
- Mejora la textura de la piel.
Además de todos estos beneficios, es un tratamiento indoloro, fácil de controlar y menos agresivo que los ácidos utilizados en el ‘peeling’ químico.
Contraindicaciones del ‘peeling’ ultrasónico
No deben someterse a una sesión de ‘peeling’ ultrasónico las personas:
- Embarazadas.
- Con enfermedades en la piel como dermatitis.
- Que sufran piel atópica.
- Con casos severos de acné.
- Que tengan implantes metálicos en la zona a tratar.
- Con heridas cutáneas recientes.
Cómo es una sesión de ‘peeling’ ultrasónico
Para comenzar la sesión hay que limpiar completamente la cara, quitando los restos de maquillaje y suciedad. A continuación se suele aplicar una mascarilla exfoliante que actúa durante unos minutos. Una vez que la piel está preparada, se procede a presionar levemente el cabezal ultrasónico sobre la piel para exfoliar las capas externas, desprender las células muertas y limpiar los poros. Posteriormente se aplica un producto con los principios activos más adecuados para el objetivo que se pretende conseguir en cada caso. Para extender el producto y masajearlo sobre la piel se utiliza la parte plaza del cabezal, ya que las ondas favorecen la absorción de los activos.
En total el tratamiento puede durar entre hora y hora y media, dependiendo del estado de la piel. Todo este proceso no es doloroso ni ocasiona inflamación ni enrojecimiento. Tan sólo se suelen sentir pequeñas molestias que desaparecen al poco tiempo.
Los resultados son casi inmediatos y al salir se podrá notar la piel más renovada, joven y suave, sin impurezas ni imperfecciones. Tras la sesión es recomendable aplicar cremas hidratantes sobre la zona tratada. Asimismo se debe evitar la exposición al sol durante unas semanas, siguiendo las recomendaciones del profesional.